viernes, 27 de abril de 2012

Villanueva la Serena- Trujillo- Cáceres



27 Abril de 2012:  

Nos hemos levantado en Villanueva de la Serena para iniciar la ruta “Madroñera-Garciaz”. Son las 7.30 de la mañana y llueve bastante.
Empezamos a dudar sobre la conveniencia o no de subir al campo y decidimos darnos un tiempo para tomar la resolución. Desayunamos, limpiamos el pabellón y hacemos un pequeño homenaje a Julia Luque Amo que hoy cumple 14 años.
A las 10.30 todo está en orden. Nuestro Jefe de Estudios, alma mater de esta aventura que nos trae por tierra extremeñas, ha ordenado a los chavales sentarse en las gradas mientras los profesores tenemos una reunión. Varios de nosotros, mirando a los estudiantes, comentamos con cariño lo buenos que son.
Por el estado del cielo y, tras consultar el tiempo en Internet, decidimos cambiar los planes. De esta forma, lo que se presumía como un día para empaparse de naturaleza se acaba convirtiendo en un día para llenarse de cultura y de arte de esta región de nuestro país.
Desde Villanueva de la Serena llegamos a Trujillo. Los autobuses quedan en las afueras del pueblo y vamos subiendo hacia el casco viejo de la ciudad en un orden perfecto.
Los lugareños nos miran extrañados y un señor mayor, tras preguntar a quien esto escribe de dónde venimos, comenta: “¡Llevan unos alumnos muy disciplinados!”. Es un comentario que me llena de orgullo, que me hace pensar, otra vez, ¡que son buenos chicos!
Llueve y llueve mientras llegamos a la Plaza Mayor. Desde allí subimos al castillo, una impresionante fortaleza desde la cual se contempla, por un lado, una impactante vista del pueblo y por otro, entre la niebla y la lluvia un paisaje sobrecogedor, como del norte.
Tras la visita al castillo iniciamos un recorrido que nos lleva a Santa María la Mayor, al Palacio del Marqués de la Conquista, la alberca y el aljibe árabe y otros restos monumentales, hasta volver a la Plaza Mayor, que es fácilmente identificable por la estatua ecuestre de Francisco Pizarro. Sigue lloviendo.
Nueva reunión de profesores, con los alumnos refugiados en los soportales de la plaza, en la que decidimos tomarnos aquí el picnic para viajar luego a Cáceres. Viéndolos apiñados y tan pacientes vuelvo a pensar que son buenos.
Durante el trayecto de Trujillo a Cáceres no ha llovido, pero al llegar a la ciudad llovizna; a pesar de ello, decidimos recorrer el casco histórico con su palacio de los Golfines, el Arco de la Estrella, la Plaza de San Jorge, la Iglesia de San Mateo, etc.
De nuevo en la Plaza Mayor, nuestros alumnos deciden -animados por don Antonio- hacer “su baile”. Suena la música y otra vez volvemos a comentar: “¡Qué buenos son!”.
Hemos hecho un buen regalo a la vista contemplado, sobre todo, arte renacentista español. Esperamos mañana hacer un buen regalo a las piernas y darnos una gran caminata que es algo que estamos deseando. ¡Que el cielo nos acompañe!
Paca Rojas

Un día en la Ruta de los Conquistadores


A nuestra compañera Mª Dolores Ansio,
exalumna de la Universidad Laboral de Cáceres.
A las 7:20 de la mañana el Séneca se desperezaba sobre el parquet del pabellón de deportes del IES Universidad Laboral (Cáceres) a ritmo de rap y con un: “¡Buenos días a todos! Estamos en el tercer día…”, de don Antonio Bravo -el mismo maestro de ceremonia que la noche anterior durmiera a los alumnos utilizando una técnica de relajación basada en los colores y su significado.
Después de desayunar y de recoger todo hasta dejar el pabellón casi mejor que lo encontramos, todos, alumnos y profesores, nos reunimos para comentar algunos aspectos a tener en cuenta en la etapa de hoy.
A continuación, los alumnos representaron sobre el parquet del pabellón la coreografía que habían preparado para esta Ruta de los Conquistadores -a la que, por cierto, se unieron los profesores y sanitarios más bailongos del grupo. Realizado el calentamiento, ya estamos listos para partir.
Iniciamos la etapa en Garciaz, pequeño municipio de la Sierra de Guadalupe. La lluvia, como en las dos primeras jornadas, nos acompaña. Comenzamos ascendiendo lentamente bajo la llovizna y un cielo gris cubierto por las nubes. A ambos lados del camino, los árboles -robles, castaños y algún olivo-, con sus troncos blanquecinos por los líquenes, nos observan al pasar.
Después de la primera parada obligada, para tomar algo sólido, seguimos nuestra ruta y atravesamos la que ha sido, sin duda, la perla de la jornada: un impresionante bosque de castaños de una altura y belleza increíbles –al que, ahora lo entiendo, algunos llaman Bosque Encantado. La belleza del lugar es tal que decidimos hacernos una foto de grupo para inmortalizar el momento.
Desde ahí, seguimos ascendiendo hasta Pico Venero, a 1128 metros de altitud. Estamos a mitad de etapa y el cansancio empieza a hacer mella en los alumnos; especialmente, en los más pequeños. Hacemos una nueva parada, para descansar y reagruparnos, y seguimos.
Después de un último repecho, en el que graniza, el camino comienza a descender lentamente. Dejamos atrás el tramo boscoso de la etapa y nos acercamos de nuevo a Garciaz, donde nos esperan los autobuses y –¡cómo no!- la lluvia.
Cansados, pero, al mismo tiempo, satisfechos por el esfuerzo realizado por todos, regresamos a Zorita, donde vamos a pasar la noche.

Carlos Díaz
Tras el día de ayer, esperábamos que el tiempo nos dejara realizar la etapa de hoy, pero, como se veía venir, la persistente lluvia ha hecho de nuevo que cambiáramos el programa. En lugar de la etapa mas dura de ésta ruta de los Conquistadores fuimos directamente a Trujillo. La lluvia no nos dejó disfrutar del campo pero recorrimos las calles de este pueblo desde la Plaza Mayor hasta el castillo. Durante la subida y la bajada, tras la niebla y la lluvia, se dibujan las vistas de los perfiles más altos sobre Trujillo. Volviendo desde el castillo pasamos por unas calles estrechas y antiguas pero con encanto y encontramos al paso el Palacio de Orellana.
Adelantamos la hora de comer ya que no podíamos hacer mucho y justo en ese momento, llegó el esperado respiro, cesó la lluvia pero el sol continuo perezoso todo el día tras las nubes.
Tomamos tumbo a Cáceres en los autobuses y durante el trayecto pudimos secarnos un poco la ropa y entrar en calor, después de la mañana de frío y viento que habíamos pasado.
El paseo por el centro histórico de Cáceres fue muy parecido al de Trujillo, tranquillo y por calles con historia. Para nuestro paso por la ciudad bailamos la coreografía ensayada con un improvisado equipo de músico y nos despedimos con ganas de descansar.
Cerrando el día en el pabellón hemos tenido un poco de música con la guitarra, el cajón y las palmas.
El balance general ofrece un día bastante bueno a pesar de ser un tanto improvisado. Con ganas de realizar la ruta prevista y de una tregua por parte de la lluvia.
Marta López 1º Bachillerato

La lluvia cae suavemente en Cáceres

¡Oh lluvia a…!
Cuando tú caes yo te amo.
Benditas lágrimas de los dioses romanos
que regaron esta tierra Emérita Augusta
de nuestro mapa hispano.
Caes, lluvia, con vehemencia extraña
en la extremeña llanura del Guadiana,
y a tu paso en la mañana… (tu, llovizna), pertinaz e inconsciente,
suave y delicada adolescente
dejas un perfume en el abril de tierra mojada.
Enamoras, ¡oh, tierra hermosa
de la Extremadura hermanada con la bella andalusí…
Y tan puritana…
¡Córdoba se llama!
Y tras de ti… lluvia, dejas las huellas imborrables del pasado
y nos haces conquistadores del esfuerzo en esta aventura colectiva
de los seguidores del Séneca cordobés.
Desde el lecho del Río Grande andalusí
-mi Guadalquivir amado- nos traes
los recuerdos de hermanamiento a este Guadiana,
conquistador incansable y…
En los atardeceres, Cáceres, llevamos
los recuerdos de juventud y amores.
Antonio Manchado